Obrando
– Es sencillo – empezó el obrero -. Primero picas la tierra y la pones en ese montón. Después se lleva hasta la cinta transportadora y ésta la sube hasta el depósito. De ahí se saca por la trampilla inferior y se mete en la hormigonera con agua. Cuando la mezcla es homogénea se rellenan los moldes y se meten en el horno. Cuando están cocidos se amontonan en esa pila y, con ellos, podemos seguir construyendo la pared.
– ¿Y por qué construís la pared? – preguntó el niño.
– Porque si no, al coger la tierra, se nos caería la montaña encima.
– ¿Y los ladrillos se utilizan para otras cosas?
– No, sólo para hacer la pared.
– Y si dejarias la pared y la montaña como está ¿se caerían?
– Mmmmm – reflexionó un momento -. Probablemente no.
– ¿Y por qué no paráis?
– Porque entonces no tendríamos trabajo.
El niño se le quedó mirando esperando alguna explicación más.
– Cuando seas mayor lo entenderás – concluyó el obrero con una sonrisa y siguió a lo suyo.
El niño se quedó mirando el reloj. Ya era más mayor y seguía sin comprenderlo. Tendría que esperar un poco más.
Texto: Pepe Fuertes (@pepefuertes)
Ilustración: Teresa Cebrián (@cebrianstudio)
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