La Voz de Sagunto
– Entonces, ¿tú eras «La Voz de Sagunto»? – preguntaron a la vez Marta, Julia, Laia y Dani*.
El anciano se quedó mirándolos a todos. Asintió.
– ¿Y qué hacías? – insistió Marta.
El anciano suspiró y cerró los ojos, tratando de ordenar sus ideas. Pensó en las llamadas de teléfono y las cartas que la gente le hacía llegar pidiendo una canción para celebrar un cumpleaños, sorprender a un conocido o hacer palpitar un corazón enamorado. «Para Carmencita de quien tú ya sabes» era una de las frases que le llegaban. Recordó las noticias, buenas y malas, que tuvo que contar para alegrar o entristecer a los que escuchaban el aparato de radio o las cuñas publicitarias interminables, historias completas que anunciaban los beneficios de productos como Colacao o Norit y que marcaron una época. Pero, sobre todo, las coletillas y las entradillas que identificaban al programa. La suya era una cita con más de un siglo: «Diga usted a su general que Romeu es un español y un español que nació en Sagunto». La marca de la casa.
Respiró hondo y abrió los ojos.
– Vale, creo que sé por donde empezar.
(*) Laia y Dani no lo dijeron, pero seguro que lo pensaron.
Notas - 5 notas
Qué alegría verte y leerte, señor Ocre, y con un cuento dedicado a alguien que vivió y difundió la magia de la radio.
Cuento histórico sin duda, con un personaje vivo y único. ¡Enhorabuena por ser partícipes y creadores! Eso es lo bueno del Señor Ocre, que nunca es mediocre.
Me gusta mucho tu comentario, Anna.
¡Muchas gracias por pasar por aquí! Os puedo decir a él y a su familia le gustó el cuento
Yo también conozco a la persona. Es más, me enseño latín cuando hacia el bachiller. Hoy todavía le saluda y se acuerda de mi. Cada vez que lo Hace me da un vuelco el corazón.