Interrogatorio
– ¡Responde! – gritó el interrogador – ¡Dónde está! ¡Dónde lo has escondido!
– No lo sé – suplicó, tratando de soltarse – Yo sólo soy el mensajero. A mi me dan las letras y yo las envío. ¡Nada más!
– Pero sabrás algo de su contenido…
– ¡No! ¡Para mí sólo son letras sueltas! ¡Nunca las uno! ¡No sé lo que dicen!
– ¡Mientes! – rugió amenazador – Dime de qué va el cuento que estaba escribiendo o de lo contrario…
– Suéltalo – susurró una tercera voz desde la puerta -. Si quieres saberlo, tendrás que esperar hasta mañana.
Notas - 2 notas
La profesión de mensajero debería cobrar un plus por «riesgos laborales».
Sobre todo en ciertas épocas, lugares y mensajes :S