La última

– Venga – lo animó la alcachofa -. El último trocito. Así no lo tendrás para cenar otra vez.

El niño, a regañadientes, llenó la cuchara y se lo metió en la boca. Durante varios minutos masticó aquella pasta fría y uniforme hasta que, por aburrimiento, se lo tragó.

Los armarios y los cajones se abrieron de par en par. Peras, patatas y botes de conserva se asomaron, mostrando pancartas.

– ¡Viva! ¡Viva! – gritaron a una sola voz – ¡Se ha acabado el hervido!

Saltaron y bailaron. Cantaron hasta el amanecer. Ahora, por fin, después de tanto tiempo esperando a que el niño terminara, podrían empezar a cocinar otros platos.

Notas - 5 notas

  1. Micaela dice:

    ¿Seguro que no había solicitado un cuento con este tema?
    Me encanta.

  2. Senor Ocre dice:

    Les cartxofes sempre toquen vores 😛

  3. Jorge dice:

    Lo que daría yo a veces por un hervido de los que hace mi Madre 🙂

  4. Senor Ocre dice:

    Cuando están lejos, cómo se echan de menos muchas cosas.

Cuentanos algo

Tu direccion de correo no sera publicada. Los campos marcados (*) son necesarios.