Sin problemas
– No sabes cuánto valemos – dijo una.
– No vas a poder descubrirlo – desafió otra.
– No vas a poder – repitió la tercera -. ¡Somos tres! ¡Sal corriendo como siempre haces, cobarde!
– No huiré – contestó el niño, mirándolas sin pestañear -. Mi papá me ha enseñado vuestro punto débil. Os separaré, os reduciré y os sustituiré. No me volveréis a vencer.
Las incógnitas se miraron y dudaron. ¿Sería verdad? ¿Conocería las técnicas secretas? Fuera como fuese, una dura batalla estaba a punto de empezar.
Notas - 1 nota
Las incógnitas no tienen nada que hacer con el «supernen»