Lola

A la señora Lola le gustaba mirar la televisión del vecino del segundo. Siempre tenía las ventanas abiertas y a mediodía ponía documentales muy interesantes sobre lugares que le recordaban a su niñez. Sin embargo, últimamente le empezaba a costar distinguir lo que ocurría en la pantalla, pues no era muy grande y, ya se sabe, los años no perdonan.

Pero ocurrió que un día a mediodía, a la hora del documental, la ventana estaba cerrada. La señora Lola empezó a preocuparse. ¿Y si hoy el vecino no abría las ventanas? ¿Y si hoy no ponía la tele? Faltaban sólo unos minutos. Se lo iba a perder. La señora Lola se estaba poniendo nerviosa.

Entonces la ventana se abrió y el vecino del segundo se asomó y gritó. «Señora Lola, mire lo que he comprado. Es para usted». Y se apartó. Tras él había una enorme pantalla de sesenta pulgadas encendida y un documental de jirafas puesto.

La señora Lola sonrió, cerró levemente los ojos y asintió. Las jirafas pueden ser mudas, pero no desagradecidas.

Notas - 1 nota

  1. Micaela ela dice:

    Sencillo y precioso, tanto el cuento como la ilustración.
    Cuando nosotros no teníamos tele mirábamos la del vecino de enfrente, como Lola, pero el imbécil en lugar de alegrarse cerraba la ventana. Bah!

Cuentanos algo

Tu direccion de correo no sera publicada. Los campos marcados (*) son necesarios.