La botella

Cogió la botella y miró en su interior. Estaba medio llena.
– Medio vacía – corrigió una voz en su cabeza.
– No tengo ganas de discutir – se contestó Jack.
No hubo respuesta. Volvió a la botella. Seguía con agua aproximadamente por la mitad.
– En realidad, queda sólo un tercio – volvió a interrumpir la voz.
El agua olía a…
– Salitre y yodo.
– Gracias, pero no necesito tu ayuda – escupió Jack.
– Claro, por supuesto, ya me callo.
…salitre y yodo. Agua de mar. Una botella con agua de mar en una casa en medio del desierto. Un misterio digno de…
– No es un misterio.
– ¿Alguien te ha pedido opinión?
– No, pero no es ningún misterio.
… de un investigador de su nivel. Sólo existía una razón por la que aquello podía estar ahí y era…
– No es por eso.
– ¡Pero si no sabes lo que iba a decir!
– Pero sí lo que piensas.
– Sal de mi cabeza.
– Sabes que no puedo.
– ¡Pues deja de pensar por mí!
No hubo réplica. Jack respiró hondo y trató de volver a lo que estaba. La razón era que…  lo había olvidado. Durante un instante lo había sabido pero ahora no lo recordaba. Sólo había una forma de volver a saberlo.
– Vale, di por qué está ahí esa botella.
Nadie contestó.
– ¿Por favor?
– ¿En qué puedo ayudarles, quiero decir, ayudarle? – se corrigió el dependiente al ver que allí sólo había una persona – ¿Estaban ustedes buscando algún aroma en particular?
Jack se quedó mirando a quien acababa de hablar, un pez metido en un traje de astronauta lleno de un líquido transparente, y se dio cuenta de que lo que necesitaba por encima de todo era beber un poco de agua dulce.

Notas - 1 nota

  1. Micaela dice:

    ¿Cómo que ninguna nota? Esto no es posible. Yo siempre veo la botella casi llena, amigos.

Cuentanos algo

Tu direccion de correo no sera publicada. Los campos marcados (*) son necesarios.